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Cuando invitamos a los amigos para que vengan a cenar a nuestra casa, después de los saludos iniciales y de guardar los bolsos y los abrigos en cualquier habitación, solemos pasarlos al salón y les invitamos a sentarse en el sofá. De este modo, desde el principio de la velada, el sofas zaragoza se va a convertir en el centro y testigo de la reunión, ya que en torno a él se van a ir desarrollando casi todos los momentos de la noche.

Así sentados, iniciamos una primera conversación informal y distendida, y en seguida les preguntamos a nuestros amigos qué les apetecer tomar. Uno de los anfitriones se ocupa de preparar lo que han pedido, mientras que el otro permanece sentado en el sofá en compañía de los amigos.

Posteriormente, la charla continúa acompañada de bebidas y muchas veces de algo ligero de picar, que levanta el ánimo de nuestros invitados y surgen las primeras risas y bromas.

Seguimos todos sentados en el sofá, pero seguramente habremos cambiado de postura varias veces, unas para coger y dejar el vaso sobre una mesa, otras para dirigirnos al amigo que nos habla y que no oímos bien porque ya hay varias conversaciones que se entrecruzan y otras simplemente para colocarnos más cómodos. Son cambios inconscientes que realizamos sin darnos cuenta y que apenas percibimos en los demás. Aún más, muchos cambios de postura vienen provocados como acto reflejo al movimiento del resto de personas que están sentados al lado o enfrente de nosotros.

Tras estos preámbulos más o menos largos, llega el momento de cenar. Entonces nos levantamos del sofá y pasamos al comedor donde, además de disfrutar de unos sabrosos platos, continuamos la velada con temas de actualidad, recuerdos que nos unen y comentarios disparatados que nos hacen disfrutar.

La cena trascurre plato tras plato hasta llegar a los postres y, cuando estos terminan, volvemos al sofas Zaragoza para tomar un café o una copa y prolongar la velada con unos juegos o alargando la tertulia un rato más.

Así las cosas, llega la hora de despedirse y salimos todos al vestíbulo. En el salón se queda el sofá, que ha sido testigo de la velada y el mejor anfitrión de nuestros amigos gracias a su confort y comodidad.

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